Belén de cumbres, una tradición de altura

CLUB ALPINO ASTURIANO

Belén de cumbres, una tradición de altura

Beln de cumbres una tradicin de altura
Orígenes inciertos

Aunque realmente no se puede afirmar cuándo y dónde se instaló el primer belén montañero en España, todo apunta a finales de los años 40 en los Pirineos. Eran años complejos, donde las escuelas católicas desempeñaban un papel importante en la formación de la juventud y el catolicismo permeaba la vida cotidiana y la cultura en España. Si a esto añadimos el aislamiento de los pueblos pirenaicos, podemos entender la introducción del belén montañero como un reflejo de la importancia de la geografía en esta zona del país. Además, de esta representación también podemos destacar la conexión entre la cultura local y las tradiciones religiosas, fusionando la espiritualidad y el entorno geográfico.

En 1962, un grupo de entusiastas montañeros pertenecientes a varios clubes zaragozanos emprendió un viaje desde la estación de Zaragoza hacia Riglos a bordo del «Canfranero». Desde esta localidad oscense, realizaron un recorrido de 10 kilómetros para alcanzar la cima de la peña del Sol, con una altitud de 1285 metros, donde instalaron el belén montañero antes de regresar al punto de partida.

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Peña del Sol, 1962. PRAMES

Un año después, concretamente el domingo previo a Nochebuena, un grupo de doce montañeros pertenecientes al Centro Excursionista Soriano optaron por celebrar el inicio de las festividades navideñas con la instalación de un belén en la cumbre del pico Urbión (2226 m).

En ese mismo año, 1963, un grupo de montañeros asturianos provenientes de diversos clubes decidieron llevar el belén de cumbres, denominado así en Asturias y León, a la cima de peña Ubiña (2411 m). Uno de los participantes en este primer belén de cumbres asturiano compartió más tarde su motivación al decir: “Yo los había visto en los Pirineos cuando era joven, y Asturias no iba a ser menos”. El toque especial lo puso la presencia de un cura que bendeciría el nacimiento.

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Tiatordos, 1964. J. M. SUÁREZ

A finales de la década, la tradición del belén montañero se había expandido por gran parte de la geografía española gracias a la incorporación de este evento en la programación de numerosos clubes alpinos. En 1968, el Club Pirineísta Mayencos estableció su propia tradición al llevar el nacimiento hasta la cumbre de la peña Collarada, que se eleva a 2883 metros. A partir de ese momento, el club continuó aupando su belén a diferentes cumbres, siendo especialmente destacada la ascensión al Balaitous en 1975, una montaña que alcanza los 3144 metros.

El belén montañero se ha instalado de manera ininterrumpida en el pico Gorbea, que representa el punto más elevado de las provincias de Álava y Vizcaya, desde 1970. En el pico del Teide, cumbre más alta de España, esta tradición tuvo lugar por primera vez en el año 2013.

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Peña Collarada, 1968. C. P. MAYENCOS
Siglo XXI y medioambiente

Los cambios sociales, políticos y culturales en España, especialmente a partir de la aprobación de la Ley de Libertad Religiosa en 1980, han tenido un impacto significativo en la disminución constante de las prácticas religiosas en el país. Esta transformación también ha dejado su huella en las celebraciones del belén montañero.

A pesar de que la tradición ha ido ganando popularidad, el carácter religioso ha dado paso a uno más festivo: cada vez más montañeros ven este acontecimiento como una oportunidad para cerrar el año deportivo y expresar buenos deseos para el próximo. También se observa una disminución de aspectos religiosos como la participación de curas o la celebración de misas en las cumbres.

En la actualidad, el belén no es exclusivo de clubes que, como parte de su filosofía, incluyen la protección de las montañas en las que desarrollan sus actividades. La masificación de los entornos naturales ha llevado a que cada vez más parejas, familias o grupos reducidos de conocidos, se dirijan a lugares accesibles para instalar sus belenes.

Sin embargo, este aumento en la participación conlleva a menudo una falta de conciencia sobre las obligaciones asociadas a esta práctica, siendo su principal motivación el aspecto lúdico de la experiencia y la posibilidad de compartirla en redes sociales.

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Peña Careses, 2021

Los nacimientos asequibles y de baja calidad han contribuido a la proliferación de belenes que no se retiran después del fin de la Navidad, lo que ha llevado a un problema adicional: la presencia de residuos en las cumbres y áreas de montaña.

Es importante que, respecto al belén montañero, se fomente una conciencia ética y responsable. La educación sobre el respeto por el medioambiente y la promoción de prácticas sostenibles son esenciales para preservar la belleza natural de las montañas y garantizar que estas tradiciones no generen impactos negativos en el entorno.