
JUVENTUD
CLUB ALPINO ASTURIANO
Senderismo en la infancia y juventud
Caminar por espacios naturales es una actividad relativamente sencilla, agradable y saludable en cualquier etapa de la vida. La conexión directa con la naturaleza no solo aporta múltiples beneficios físicos, sino que también fortalece el bienestar mental: social, psíquico y emocional.

Beneficios físicos y de la salud en general
Practicar con regularidad deportes de montaña como el senderismo fomenta hábitos de vida saludables, potenciando la salud física y ayudando a prevenir problemas cada vez más frecuentes, como el sedentarismo y el sobrepeso o la obesidad infantil. Estos problemas han aumentado en parte debido a cambios culturales y al uso excesivo de nuevas tecnologías, que mantienen a muchos niños en casa. En nuestro medio, se estima que la prevalencia del sobrepeso y obesidad supera el 10%.
Además, el senderismo mejora la resistencia física y fortalece la movilidad, la flexibilidad y la capacidad respiratoria. Por ello, también es una actividad recomendable para niños y niñas con problemas respiratorios.

Beneficios sociales, psíquicos y emocionales
Los beneficios del senderismo en la infancia y juventud son innumerables. La práctica regular y la participación habitual en actividades organizadas por un club fortalecen la amistad entre iguales y los vínculos con los coordinadores, técnicos y padres, así como las relaciones entre los propios adultos, fomentando lazos de convivencia muy estables. La colaboración y la cooperación se refuerzan de manera natural durante las vivencias en los entornos naturales.
El contacto con el medio natural también promueve el conocimiento, cuidado y respeto por la naturaleza, en un ambiente lúdico que resulta saludable y, por lo general, económico. Además, muchos problemas de conducta y emocionales tienden a mejorar con la práctica regular, ya que el senderismo ayuda a reducir los niveles de ansiedad y preocupaciones, mientras fortalece gradualmente la autoestima. En la práctica, constituye una auténtica terapia emocional que transcurre entre el aprendizaje y la diversión.
Al tratarse de una modalidad libre y no competitiva, supervisada por los padres o coordinadores, se fomentan los pensamientos positivos y la superación personal, desarrollando la creatividad mientras se disfruta de la naturaleza. Participar en actividades seguras en la naturaleza permite conocer la flora y fauna de los lugares que se visitan, favoreciendo el aprendizaje y conocimiento del mundo que nos rodea.
La edad y las capacidades de los niños condicionan directamente la planificación de las actividades. No es lo mismo un niño que comienza a dar sus primeros pasos que un escolar o un adolescente; las diferencias funcionales y madurativas obligan a adaptar la dificultad y compromiso de los itinerarios a las diversas edades. Los más pequeños requieren un ritmo más lento, con paradas frecuentes y una supervisión constante para garantizar su seguridad.
Desde los 6 o 7 años, los niños ya pueden portar una mochila con el equipamiento personal necesario para recorrer rutas de varios kilómetros con facilidad, pero acotadas en el tiempo. Los mayores y adolescentes pueden afrontar recorridos con mayor compromiso de dificultad de hasta una jornada. A partir de los de 13 o 14 años se pueden llevar a cabo actividades de fin de semana y pernoctar fuera de casa, siempre en compañía del grupo y responsables.

Seguridad
La seguridad es prioritaria, por lo que los padres o coordinadores de las actividades deben supervisar a los niños en todo momento. Además, es recomendable que los niños, desde edades tempranas, reciban formación en Prevención de Riesgos en Montaña, impartida por los coordinadores y técnicos del club, para evitar accidentes y contratiempos innecesarios. Algunas limitaciones o problemas específicos de salud pueden condicionar la práctica del senderismo, por lo que deben comunicarse a los responsables para adaptar la actividad o reducir riesgos si fuera posible.
MAXIMINO FERNÁNDEZ PÉREZ
Psicólogo Clínico, de la Educación y del Trabajo
Felow en Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia