Carta de Alberto Ayora
«Ha llegado el momento de volver a dar un paso al frente y servir al montañismo».
Jaca, 4 de noviembre de 2024
Lo primero que quiero transmitir es que me resulta muy difícil escribir estas líneas ante los trágicos e históricos momentos que vive España. Me uno al dolor, desolación, rabia, impotencia e incertidumbre. Como militar y servidor público anhelo estar con mi unidad en primera línea, y por ello siento aún más si cabe la necesidad de aportar humildemente lo que cada uno puede en el lugar donde le ha tocado vivir estos acontecimientos. Y lo que siento ahora es que tenemos la obligación de mantener una Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) digna de ese nombre, como también la tienen las territoriales, sobre la base del respeto y la aplicación de los principios constitucionales, éticos y morales.
Hace cuatro años la FEDME comenzó una nueva etapa en su ya centenaria historia. Un numeroso grupo de amigos, de alpinistas de primer nivel. Montañeras y escaladoras aguerridas, compañeros y compañeras en la montaña. Profesionales y deportistas. La gran mayoría, pusimos todas nuestras ilusiones y nos esforzamos para que nuestra federación, la «Española», acometiera la transformación y regeneración que nos pedíais. ¿Qué ha fallado para que hoy, algunos de los que apoyaron y fueron protagonistas destacados de ese nuevo proyecto, sean acérrimos enemigos de la Federación? ¿Para que intenten asfixiarla económicamente? ¿Desprestigiarla ante las autoridades deportivas y nuestros federados, con reiteradas e infundadas denuncias?
Como sabéis, soy hombre de pocas, pero claras palabras. Que busco la concordia, pero respondo a la insidia. Es por lo que os digo, no sin pesar, que el origen de lo sucedido tiene en origen un claro motivo: la ambición humana. Y un protagonista: José Luís Rubayo, presidente de la federación madrileña. Su dimisión en marzo de 2021 como vicepresidente primero fue principalmente porque me opuse a que él solo gestionara todo lo concerniente a los seguros deportivos. Porque su interés era el de controlar la contratación en el ámbito nacional. Le intentamos convencer de que, como presidente de una federación autonómica, no era ético y no se podía permitir, que individuamente negociara el seguro de otras federaciones autonómicas. Que cuando se negociara el seguro para otras federaciones autonómicas y la cobertura de los federados nacionales, debía haber alguien más presente.
Ese, y no otro, fue el motivo de su abandono del compromiso que había contraído con los que le eligieron. Después, se fue fraguando la alianza de los perdedores y de quienes tenían otros intereses al margen de lo deportivo. O de quienes simplemente no admitían que la ética fuera el marco de trabajo en esta federación española. Porque no nos cabe duda alguna que son conductas éticamente censurables las de la federación aragonesa, al participar en la adjudicación de subvenciones a empresas en las que se tienen participaciones.
Encabezada por el señor Rubayo rápidamente vieron también su oportunidad quienes sibilinamente intentan construir una “confederación de federaciones”, como la federación territorial que más ha hecho en su historia por acabar con la «Española», la federación catalana. Movimiento al que al amparo de un «acuerdo de correspondencia mutua de refugios» se unieron otras federaciones autonómicas. Las CC. AA. son también Estado y las federaciones autonómicas están obligadas a ser coordinadas por la FEDME en aquellos asuntos que marca la normativa. Y no al revés como están pretendiendo. La FEDME será una «federación de federaciones» como proclaman algunos; pero las federaciones autonómicas, que deciden integrarse en su federación nacional, son la FEDME y tienen la obligación de apoyarla. Todo lo contrario de lo que algunas ahora están haciendo.
Hace un mes comenzó un nuevo proceso electoral en nuestra FEDME. Tal y como manifesté públicamente era mi intención no participar en él hasta que se constituyera la Asamblea General. La NUEVA FEDME no es su presidente, sino el EQUIPO de mujeres y hombres, jóvenes y mayores, que hemos luchado denodadamente para conseguir cambiarla. Yo no soy nadie sin el equipo. Y ellos saben que lo digo de verdad.
Quedando como presidente de la Comisión Gestora, aunque electoralmente nos perjudicara, no solo podría seguir sirviendo a la federación y trabajar como he hecho estos años por el bien común, sino que a la vez buscaba que en estas elecciones hubiera deportividad. Desgraciadamente, nada más comenzar el proceso electoral, el 30 de septiembre, «los de siempre» comenzaron a jugar sin decencia, sin ética, ni deportividad. Tal y como han venido haciendo en estos cuatro años.
Tenéis razón: llamarme iluso. Lo reconozco. Había visto lo suficiente para saber a quiénes tenemos enfrente. Quizá, por mi forma de ser, por esa honradez del militar de la que estoy tan orgulloso, no lo quería ver. Pero, os aseguro que eso se ha acabado. Y se ha acabado porque tengo un compromiso con todos vosotros, y yo cumplo mis compromisos y no abandono.
Han sido cuatro años de acusaciones infundadas. Ataques que no sólo se han cebado contra mi persona y mi Junta Directiva, sino que se han dirigido a técnicos, árbitros, responsables de las diferentes especialidades deportivas. Igual les ha dado a quién utilizar y los medios a emplear, hasta el extremo de tener que llegar a poner en marcha los procedimientos establecidos para el Defensor del Menor. Y no es casualidad que muchos de ellos hayan sido originados en la alta competición, y en especial en escalada deportiva.
Desde el principio hubo quienes intentaron influir en los demás, y quitar de en medio a una persona con la experiencia y trayectoria de nuestro Director Técnico, Lluís Giner; a entrenadores y seleccionadores como David Maciá, que ha sido uno de los principales artífices de nuestra primera medalla olímpica; a Israel Blanco, que ha conducido a la selección de escalada en hielo a lograr unos extraordinarios y prometedores resultados; o a nuestro médico de competición, César Canales, que de forma profesional y desinteresada lleva cuatro años absolutamente entregado al deporte de alto nivel. Son solo unos pocos ejemplos de «victimas» de este sinsentido, pero hemos sido muchas las personas agraviadas.
No, no podemos permitir que «los de siempre» ahora pretendan ir de «buenos», y que se burlen de nosotros en redes sociales.
No, no podemos permitir que quienes han provocado esta división y «los de épocas anteriores», vengan dando ejemplo de dialogantes, cuando han cerrado todas las puertas al consenso. Se les ofreció construir juntos la NUEVA FEDME y lo rechazaron.
No, no necesitamos que quienes se han puesto de lado y están fragmentando al colectivo de escalada, ahora vengan «al rescate de la FEDME».
Lo que necesitamos es que no se nos cierren las puertas interesadamente. Que no se nos ahogue económicamente. Que quienes de verdad quieren el bien de todos se integren en nuestro equipo y colaboren.
Mientras yo, o alguien de este equipo, estemos al frente de la NUEVA FEDME, nada está perdido, cueste lo que cueste. Mientras yo, o alguien de este equipo, estemos al frente de la NUEVA FEDME, haremos cumplir la legislación, que antes no se cumplía, aunque haya a quien no le guste.
En un mundo donde los valores morales y las virtudes son cada vez más inexistentes, los valores del deporte y el olimpismo cobran una nueva relevancia. Son los que deben guiar nuestro comportamiento.
En consecuencia, no puedo seguir como presidente de Comisión Gestora. No puedo estar callado ante lo que está aconteciendo. Con fecha 30 de octubre he comunicado a la Junta Electoral y a la Comisión Gestora de esta federación mi renuncia.
Mi equipo ha preparado una sólida candidatura y ha llegado el momento de volver a dar un paso al frente y servir al montañismo. La experiencia, el buen hacer y los hitos logrados en estos cuatro años son nuestro gran valor.
Por la vida puedes caminar con la mochila llena de tus valores y tus convicciones. O puedes caminar con las manos en los bolsillos, a la deriva, y en las tinieblas de la incoherencia.
No ser valiente y dar la cara es renunciar a la responsabilidad y una traición a nuestra integridad. El silencio es el cómplice de los que te agreden.
Seguiremos trabajando por nuestra federación y porque en ella solo tengan cabida quienes lo merecen. Hay quienes dicen que «los de siempre» ya han ganado, puesto que nos han dividido. Y no les falta en parte razón. Lo cierto es que la raza humana siempre se ha dividido en dos razas, y la construcción de una sociedad más justa depende en gran medida de los modelos que elegimos seguir.
Como decía Viktor Frankl «De todo lo expuesto debemos sacar la consecuencia de que hay dos razas de hombres en el mundo y nada más que dos: la raza de los hombres decentes y la raza de los indecentes».
Contad conmigo, porque yo cuento con todos vosotros. Con todos los hombres y mujeres de cualquier candidatura que pertenecéis a la raza de los decentes.
Alberto Ayora Hirsch
Presidente de la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (2021-2024)